Encriptada

Vivo en un laberinto donde tengo que recordar tantas contraseñas, y debido a la invasión de la privacidad deben ser hace cada vez mas complejas, cuantas llaves…

Estuve fuera gran parte de mi vida donde las discriminaciones no existían, si las bromas que son usuales entre los niños, el cuatro ojos, la gorda, la flaca, flequillo, apodos, no bullying, nadie salía tan herido como para tener que recurrir al terapeuta. ¿Homosexualidad? si existía, la compañera de mi hermana me dio un beso, dijo que estaba enamorada de mi, no hice denuncias, ni nadie nos reprimió por eso, simplemente le explique que no gustaba de las chicas y seguimos siendo amigas. No había rejas e ingresar a la casa vecina solo requería girar un picaporte. Nunca me sentí sola, afuera, donde nos reuníamos a charlar sin tener temores, relajados, compartiendo nuestro tiempo, este es el gran desafío para mi reencontrarnos en esa simple humanidad adormecida, despertar al encuentro. desesperado2-500x312

El monstruo de mi laberinto no es Minotauro, es un avasallamiento de mi ser interior, intento llegar al centro batallando entre lo natural y lo artificial.

Hemos ganado la inmediatez con que llegan las noticias, estamos incomunicados por todos los medios tecnológicos existentes, cuanto hemos avanzado, pero hemos perdido el barrio, como lo extraño, el saludo, el buen día, la taza de azúcar que nadie negaba, si alguien estaba enfermo se acudía a cuidarlo, hoy están las emergencias medicas, y lo que era de somos paso a ser soy, el individualismo crece, tal vez para la mayoría de la sociedad sean espectaculares estos adelantos, donde lo material supera lo emocional, donde el beso nos lo damos por WhatsApp…

Aquí estoy lectores en un laberinto encriptado y la única forma que encuentro para salir de el y comunicarme con usted es escribir. Hasta la próxima.

                                                                                                                Por Lilian Russo